miércoles, noviembre 14, 2007







(LA HISTORIA DEL ÚNICO HUEMUL BLANCO Y SU LUCHA CONTRA EL MALVADO SR. MATTE, VILLANO QUE QUIERE DESTRUIR LA PATAGONIA CON MEGA CENTRALES HIDROELÉCTRICAS)
- Bueno, la misión que te encargaré será acercarte a los Joshil. ¡Sí! Esos seres malévolos que algún día fueron parte de mis hermosas criaturas. – En eso huemulito Hosh puso cara de espanto, no podía creer lo que le pedía Calafate. Al observar su expresión Calafate inquirió apresurada para que no la malinterpretara. Entonces proclamó.

- Yo sé que mucho de ustedes, ya no tienen fe en los Joshil, sin embargo, hace muchos miles de años, ellos solían ser los animales que más me sorprendían. Creaban las cosas más bellas que he visto, construían con los elementos nobles de mi cuerpo las edificaciones más magníficas y espectaculares. Con su ingenio pintaron, tejieron y bordaron mi cuerpo transformándolo en el planeta más bello del universo; no obstante, en algún momento, no sé cuando ni donde, el mal del ego poseyó sus frágiles y perturbables almas. Ahora andan errantes con sus vástagos las máquinas consumiendo la sangre de mis venas, corroyendo las vías de mi vida y dando de látigos a mis otros seres vivos que habitan mi cuerpo. Simplemente han dejado de pertenecer y reconocerse en la naturaleza; en cambio, ahora pululan en esos tumores cancerosos llamados ciudades. Así que Huemulito Hosh, yo quiero que tú los rescates. Sé que suena ilógico, ya que precisamente es tu especie la que está más en peligro, mas ellos están generando un peligro para todos los demás, incluyendo a su propia especie. Yo ya no puedo más, mi cuerpo que da sustento y cabida a los vivos no es eterno. Sentir sus abusos no me ha hecho perder la esperanza en ellos y pienso que aún pueden descubrir como respetarme, a mí la madre que les da su sustento y cabida en este universo.


- Josh, aún no sé si estoy solitaria flotando en este espacio infinito, pero por ahora, me siento la única que late en este universo. Quizás fui sólo “un capricho loco de los elementos” Huemulito Hosh, una idea de belleza, un concepto de espiritualidad, una mota microscópica de evolución pérdida entre tanto espacio y energía. ¿Querrás tomar tan noble y difícil tarea?. – Con esta frase Calafate espero la respuesta de Hosh.

Huemulito Hosh, primero miró a todos y pudo desenterrar desde sus miradas la misma ilusión, aquella de salvar la tierra, de ser parte del capítulo más importante de su historia: la reivindicación del significado que tenían los Hoshil sobre el planeta que habitaban. Así que Huemulito Hosh, pequeño y todo, con paso seguro fue al centro, y colocando su cara cerca del rostro de calafate calafate respondió:


- Si mi querida Calafate, acepto con alegría tu cometido.

Y todos rompieron en gritos y alegría. Su madre Jegel estaba orgullosa de su albo y hermoso hijo hosh.
Cuando hubo terminado de presentar a todos sus nuevos amigos, y de anunciar la importante misión, Calafate se aprestó a dar por terminada la Ceremonia. Entonces el bosque enteró entono la despedida a Calafate:


¡¡¡¡ YEQCHAL YETERAQ NARHATAWAN AQSEPTAWAN, YEFAYTAWAN, YENAQTAS, QAYASA!!!!!!!!

Pero Kran enojado movió sus ramas brúscamente, para que los Dioses se percataran de él.

- ¡Miren, miren, miren!, yo sé que soy un ser vivo, y que gracias a ustedes existo, pero he estado aquí plantado y envejecido por 3500 años, más que cualquier otro en la tierra, así que exijo por lo menos un papel más activo en el plan tuyo querida Calafate.
Todos los Dioses se miraron, ya que sabían lo que Calafate iba a anunciar. Hace un largo tiempo que habían estado discutiendo el tema de nombrar a Krán como Dios del bosque. Se lo merecía con creces, así que calafate sonrió y le contestó:

- Krán eres viejo, sabio e inteligente, y sino te has dado cuenta nosotros somos iguales, lo que te convierte en uno de nosotros, tú eres krán, desde este momento el Dios del Bosque.

Krán estaba tan contento que no podía creerlo, tartamudeando se acercó a Huemulito Hosh, bajó una de sus ramas y lo acarició paternamente.

- Queeeerida criatura, yo soy un Dios ahora, así que como tal te concederé el último poder: podrás ser el dador de vida de mis hermanos árboles. Tú podrás diseminar nuestras semillas por todos aquellos rincones donde los Joshil nos han desterrado, para que así algún día podamos reinar en nuestros antiguos dominios.

El Huemulito Hosh desconcertado no entendió lo que decía, sólo lo miró y observó como de la copa de sus ramas caían frutos con un aroma irresistible.


Aquella noche fue de fiesta bacanal, en donde todos, los espíritus y los animales entraron en el juego de la seducción, para crear más vida. El aroma del amor invadió el húmedo y frío bosque del fin del mundo hasta que los rayos de K-rrén volvieron a brillar.




Pd: tengo que terminar esto...
 
posted by Vicente Moran at 6:20 p. m.
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