miércoles, septiembre 12, 2007

De la hiji a La mami
Aaaaaaaaaaayyyyyyyyyyyyyyyy mami, quedé super intrigada por conocer lo que sus libélulos ojos lograron discernir entre tanta vibra negativa y espacios siderales contaminados por larvas astrales putrefactas y comprometidas con la labor separatista de mi "querida" ex- suegra. La muy patética logró separar al que pudo ser el amor de vida de su exquisito hijo, sólo por una miserable pensión de unos mugrientos balboas mensuales, que debe gastarse en su ludopatía y en los brebajes ancestrales de bruja maldadosa, que me hubiese encantado aprender a contrarestar con las enseñanzas de mi tía la maléfica: Una bruja verdadera (un muackara para mi tia)



Día 4

Después del jolgorio sudoroso, de los sonidos amorosos y de la olla común de fluidos que compartíamos el negro artista y yo, me fui acostumbrando poco a poco a poseer ese cuerpo una y otra vez. Entre mis quehaceres de neopsicóloga con tacos de recién recibida (como decían antiguamente) tuve que defender mi tesis, cerrar el ciclo de estudianta y preparar a mi familia para mi repentina retirada al país del Caribe.
Nunca soñé, si quiera, con emigrar, pero mami le juro que mi sentimiento era genuino, mis emociones se desbordaron para ser contenidas en el recipiente de aquel ser masculino, y el feed back que recibía incansable y a diario me llevaron a convencerme, que era lo mejor para mi vida, enseriarme y llevar una vida de mujer comprometida, como tantas veces usted me exigió durante mi complicada crianza.
Poco a poco mi ambición comenzó a manifestarse, era mucho el dinero que veía pasar frente a mis narices, no sólo en las excursiones al mall de punta pacífica, el asqueroso Multiplaza que usted también visitó como mariposita junto a mi zancuda tía maléfica. De hecho un par de veces creí divisar entre el tumulto de negros huachones un par de maripositas envueltas en el carmesí de la rosa mosqueta y el púrpura, dorado y azul cerúleo de sus auras protectoras y copuchentas. Creo tener recuerdos de esas sensaciones familiares de vigilancia y compañía, pero me demoré tiempo en aprender a interpretarlas; producto principalmente de lo maravillada que estaba al comienzo y de lo estupefacta y desconcertada que me fui poniendo con el tiempo, sobretodo después de las bofetadas, que fueron resquebrajando la flor que tan poco nos demoramos en destruir.
Fueron en total ocho viajes en avión. Cuatro de ida y cuatro de vuelta, que de haber sido impares no hubiesen permitido al lector conocer el final de la historia melodramática, que con tanto esfuerzo he ido reconstruyendo con palabras y letras forzosas.
Quiero que sepa mami, que ya me encuentro agradecida de la vida por permitirme tan limítrofe experiencia, todas esas sensaciones intensas y los kilómetros de pichula negra que comí son impagables, además de mi closet renovado y el sinnúmero de artefactos electrónicos que me traje como pago a mis intervenciones pobres de psicóloga aniperforada.
Recuerdo claramente cuando contesté aquel llamado brujístico de la doña esa, en el que me interpelaba por el supuesto embrujo que había llevado a cabo con el negro bueno pa'l mambo - si yo lo único que hago es moverle la pota como a él le gusta -pensaba para mis interiores de mujer, pero cerré la boca impávida y sin mezclar mi dulce voz de soprano frustrada, con los salpicones de veneno que salían a borbotones por los orificios del auricular, que dejaba ipso facto de ser virgen.
-Te voy a acusar con mi marido- pensé al final, cuando terminó el rosario y el conjuro estaba concluido. Poco y nada conseguí con tal acusación. Olvidaba por esos momentos que el llevar una cría en la guata y darle un entrenamiento loqui durante toda la infancia para aprender a sortear los desafíos de esta vida, es más fuerte que el apego que un par de buenos movimientos circumbirúmbicos y anales pueden provocar en un hombre de esas características - y con una mamita como esa -
Quise salir corriendo, cuando cuchillo en mano pretendía atentar en contra de mi kármica vida -emocional y sexual - Después de todo el amor que te he entregado y con las posibilidades de comunicación verídica, esta es tu forma de resolver los conflictos conchadetumadre- le recitaba mientras mascota y crucifijo en mano arrancaba escalera abajo del que pudo perfectamente ser el escenario de un crimen pasional, que con un par de verdes balboas pudo quedar en la más oscura de las impunidades.
Escandalosa yo, le gritaba para que todo el vecindario se enterara, que el negro se comía a una mujer con pícloris, que con pulmones de acero le gritaba la vida a morir de lejos, evitando ser acuchillada, pero con el ego tan herido y la cabeza tan revuelta como para hacer algo más cuerdo en ese crítico momento.
Como su presencia materna mami, de algún modo me sirvió en ese momento para conseguir que el hombre me fuera a dejar al hotel millonario con cuanta wueá me había comprado en los meses previos de la conquista, aproveché de llamar por celular a todo Chile y vaciar el frigo bar en busca de contención emocional, que detuviera mis espasmos vomitivos y mis ansias de destrucción anal, puedo decir que su estadía en Panamá convertida no sé en que cosa a esa altura, si fue muy útil para llegar con vida a esta larga y angosta faja de tierra que hoy por hoy me pone tan orgullosa.
Ya que poco a poco comienzo a estar totalmente endiciochada, aprovecho de agregar que tengo en la mira esta vez a un chilenito de 25 años, con un paquete de los mil demonios, manos de hombre y actitud seductora, así que espero me apoye con algunos consejos de mujer para conseguir gritar Viva Chile! junto al hombre que espero me desflore dentro de este año. Con el cual daré por terminada esta tragedia greco-panameña, que dejó sus secuelas instaladísimas en mi interior, pero como aprendizaje ya a estas alturas, pues mis vasijas de dolor y sufrimiento (como me salió en el tarot la última vez) ya están casi limpias nuevamente.
Gracias mami, por su apoyo, tanto en su accionar libélulo, como en su proceder de madre compasiva que perdona a su hija loqui, una y otra vez, resignada dada la crianza travestoide que le entregó en sus primeros años de sacrificada vida.
Finalmente, le comento que ahora que me propongo firmemente aprender a danzar la cueca como china empeñosa en el coqueteo gallinesco (empecé el entrenamiento el sábado pasado con el dueño de la disco de Copiapó, que intentó hacerme suya bailando, mientras yo acleopatrada movía el pañuelo y la peluca vuelta loca, pues esa vez mi cabel-lo era más real que nunca), recuerdo cuando buscando hacerle gracias a mi ex-marido me subí al escenario de una disco maricona de la Ciudad de Panamá, para competir contra un Costaricense manco y contra una panameña flaca al son de un reggaeton local. Moví la cula deseperada por ganar, la delgada panameña fue descalificada producto de la envidia del público que en su calidad de jurado debía aplaudir a cada una.
Finalmente, ganó la Tica, que debido a su carencia evidente, produjo lástimita en el público, quien quiso premiarla por su esfuerzo y su patudez.
En la segunda vuelta, ni siquiera tuve el aplauso de mi ex-marido, porque el wueón tenía mi chela y la de él en las manos, así que ni siquiera recibí su aplauso, que era el único que esperaba.
Como es de suponer, Día 5 se viene más cómico y con los últimos detalles del viaje frustrado, los respectivos corolarios y las palabras de cierre, pues aunque pensaba hacerlo en 7 días, creo que no da pa más la historia. Mi cicatriz ya se nota más que antes y la herida amorosa ya comienza a ser historia.

Muackara y hasta el final, que ya se viene…
 
posted by Vicente Moran at 1:16 a. m.
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