jueves, noviembre 22, 2007


(LA HISTORIA DEL ÚNICO HUEMUL BLANCO Y SU LUCHA CONTRA EL MALVADO SR. MATTE, VILLANO QUE QUIERE DESTRUIR LA PATAGONIA CON MEGA CENTRALES HIDROELÉCTRICAS)


II
El bosque oculta grandes maravillas, así lo pudo comprobar Huemulito Hosh, cuando comenzó a indagar en los recovecos de cada árbol, detrás de cada colina y en las profundidades de los abismos que dejaron los glaciares en la era del hielo.
Junto a sus amigos cada mañana y bajo la mirada atenta de su madre, Hosh iba aprendiendo algo nuevo y sorprendente de las demás criaturas del bosque. Además poseía buena memoria, así que no le fue difícil aprender los nombres de cada especie de ave. Hosh iba creciendo y amando cada vez más a cada ser que habitaba a Calafate. Se reía cuando veía a Tión polinizar a las hermosas campanitas del Chilco, o también a las insistentes pimpinelas que lo llamaban para que transportara sus semillas. Se deslumbró al conocer por primera vez a la rara orquídea de las alturas o al zapatito de oro, que sólo enfrentaba el gélido viento de los Andes. Entre los animales el que más lo intrigaba era Chax, su amigo cóndor. Al verlo volar se imaginaba el poder, que alguien podía sentir al estar sobre los picos nevados. A veces estaba horas mirando su planear, con tan sólo un batir de alas le era posible ascender desde la orilla de un lago hasta la cúspide de un pico congelado de las montañas.


- Oye Hosh, ven vamos a conocer al señor Piche, es un ser muy enojón y solitario, ven vamos a visitarlo. – Le suspiró Tamtam el Jilguero.

Huemulito Hosh miró a su madre para pedir permiso y está asintió, pero advirtiéndole que no lo molestara.


- Bueno Tamtam vamos a conocer al señor Piche.

Así se encaminaron juntos hacia la guarida del señor Piche y a medida que iban acercándose, se le fueron reuniendo los demás amigos, como Tión que iba puro molestando, Toquem que parecía zorrito cachorro al perseguir ratones y liebres para puro molestarlos y último iba Sheit, que debía siempre ver donde andaba Huemulito Hosh.
Cuando al fin llegaron a la guarida del señor Piche tocaron con parsimonia y en forma educada a su cueva.


- No hay nadie y váyanse. – Gritó piche desde adentro. Pero Tamtam sabía lo que más le gustaba al señor piche y le dijo.


- Sabe señor Piche hemos descubierto nuevos hormigueros. ¿Desea que le digamos cómo encontrarlos?

En eso se escuchó un estruendo en la cueva y alguien que se acercaba estrepitosamente. Al salir vieron a este viejito que se sacudía la tierra y era miope.

- Esperen dejen que vaya a buscar mis anteojos.- Pidió Piche para acompañarlos al hormiguero que ellos habían encontrado.

Cuando al fin tenía puestos sus anteojos, todos felices se encaminaron en busca del botín del señor Piche.
Huemulito Hosh lo miraba de reojo, ya que jamás había visto a un ser con una morfología tan prehistórica. Ya había escuchado que el Piche era una de las criaturas más antiguas que habitaban el bosque, y le habían contado que en otrora ellos habían llegado a ser gigantes formidables. Ahora en cambio tenía a ese señor pequeño, arrugado, piticiego y lleno de tierra que iba al lado suyo.
En medio del bosque existía, desde ya hace un tiempo, un claro en donde la luz de K-rrén se filtraba bañando a Chauras, Murtillas, Anémonas, Ciruelillos y otras plantas que adornaban el claro. Cuando la comitiva hubo arribado, en busca del hormiguero Tamtam, el jilguero anunció.


- Aquí es señor Piche, debemos pisar el hormiguero, así cuando ellas salgan a defender su casa, usted entra y se da el medio banquete -


- ¡Sí! ¡Sí! Con todo gusto, tan sólo salten y yo me aparezco.- Profería el señor Piche feliz y con la boca hecha agua.

A la cuenta de tres todos saltaron y en medio del claro salieron de la tierra un batallón de hormigas guerreras tratando de defender lo suyo, y como Hosh jamás había asistido a aquel espectáculo, cuando debía alejarse no lo hizo, y por ende las guerreras se le subieron, mientras todos le gritaban que se retirara para darle el paso al piche, pero entre la gritería no entendió nada y sólo pudo distinguir al señor Piche chupeteándose los dedos de tantas hormigas que iban a parar a su barriga.


- ¡Auch!.- Dijo el Huemulito. Y ¡Auch! De nuevo.- Claro las hormigas se estaban ensañando picándolo al destajo. Cuando ya no pudo soportar más arrancó y comenzó a revolcarse, miró a Tamtam enojado, ya jamás iría en sus incursiones en busca de hormigueros para el señor piche. Todos estaban muertos de la risa, no así el señor Piche que se enojo con los demás pro la broma que le habían jugado a Huemulito.

Al regresar a la casa, después que Tamtam se había disculpado con él, Hosh ya iba más tranquilo al encuentro con su madre, para regalonear un poco. Al fin de todo la tarde había sido entretenida, salvo por las varias mordidas que le proporcionaron las hormigas. Su madre estaba descansando y la despertó para preguntarle.

- ¿Madre que te pasa estás cansada?.- Pero Jegel apenas se movió, y al voltearse Hosh pudo ver como de sus patas corría sangre.


- ¿Madre que te pasa? - Llorando y zamarreando Hosh a su madre.


- Hoy fui hasta los confines del lago y quede apenada al ver a los Joshil como se acercan despiadadamente a nuestro hogar. Ya me siento vieja hijo, no pude arrancar de unos de los Joshil y me atacaron. Nuestra madre calafate me vendrá a buscar pronto, así que tendrás que aprender las cosas que me faltaron por enseñarte, por ti mismo - Le comunicó apenada Jegel a Hosh.


- Pero, pero ¿qué te pasará, a dónde irás madre? - Interrogó apresurado Hosh.


- No puedes dejarme, por favor quédate conmigo, no te vayas por favor – pedía Hosh desesperado.


- Hijo, hijo no te pongas triste. Escucha por favor: cuando los dioses nos llaman, no es para que dejemos a aquellos que más amamos, sino para ser parte de esa energía indómita que lucha para crear vida, seré parte de cada Dios y ahí me sentirás a través de ellos, ¿entiendes? - Trato Jegel de calmarlo, al ver que su hijo se preocupaba aún más.

Jegel cerro los ojos y millares de frutos de calafate la cubrieron. La lluvia y el viento cubrieron la tierra, y el lago reflejó en aquel atardecer dos sombras proyectadas de la luna y el sol.



III


… Lejos en el reino de los Joshil.
En medio del smog capitalino de Santiago de Chile caminaba despreocupado el temido y malvado señor Matte. Corbata púrpura de seda, traje de marca conocida y zapatos negros como el alquitrán. Calzoncillos ceñidos en su cuerpo de viejo guerrero y sus ojos aristocráticos fríos como la muerte. Sus manos blancas y pecosas sin sensibilidad, sin ninguna célula de Mérkel, por lo que nada en su semblante hacía sentir empatía, por tal desgraciado ser humano. Caminaba por providencia con las manos en los bolcillos, como una analogía del poder, una segunda lectura de su existencia. Y sus lentes pequeños daba una vaga idea de viejo chocho.
Al llegar a Los Leones tosió porque dentro de sus pulmones miles de partículas de monóxido de carbono habían sido atrapadas en un gargajo verde y maloliente. Sin embargo, no lo lanzó por los aires como haría la mayoría de los seres humanos. Sino que sacó un pañuelo almidonado desde el bolsillo interno de su saco de tela fina y lo deposito como un cheque a fecha entre los pliegues inmaculadamente blancos. Posteriormente se encontró frente a una puerta de color canela. Sacó de sus bolsillos el celular Blackberry que poseía. Lo apagó y con la otra mano tocó el timbre, hasta que desde el interior una voz femenina le avisó que le abrirían de inmediato.
El sonido de los tacos lo excitaba. Aquel claqueo o traqueteo de vodevil, entre cómico y frívolo.


- Señor Matte tanto tiempo que no nos visitaba, que se había hecho estimado – preguntó la regenta con parsimonia y educación.


- Estos ambientalistas me han tenido maquinando miles y una manera de destruirlos, desde que se han propuesto boicotear mi proyecto de centrales hidroeléctricas en la región de Aisén – se quejaba como un niño malcriado.


- Pues en buena hora entonces, aquí le entregaremos lo más granado de nuestro servicio, con la primicia de ser un negocio reservado y confidencial – aclaró la patrona con aires de diva Push – up.


Así que el señor Matte se relajó. Fue a los vestidores donde se desnudó y dejó al descubierto aquel cuerpo de europeo a mal traer. Siempre esos cuerpos forrados de armaduras, que esconden escuálidas figuras y pantorrillas esqueléticas. Con la piel de porcelana y traslucida, y un sexo lánguido y regordete con olor a jabón de abuelo. Tomó la pequeña toalla para tapar el rabo y el trasero atrofiado.
El vapor cubrió su cuerpo y el calor cubrió su piel de finas gotas de sudor. Compró un pote de miel de ulmo y se dispuso a recostarse sobre el sofá a la espera del masaje que tanto ansiaba desde hace un par de días.
Las manos subieron desde las pantorrillas. Una cosquilla ligera e infantil recorrió sus terminaciones nerviosas. Las manos fuertes comprimieron sus gemelos y los descomprimieron. Lentamente sentía como cada músculo se volvía de pluma. Las manos sobre los muslos. Bajando desde el glúteo hasta el semimembranoso. Sobajeando el estrés, soltando la tensión y dejando que el viejo Matte exhalara un hálito de descanso. Las manos en el dorso, tomando la frágil piel y despegándola del subcutáneo, desde el cuello repleto de nudos hasta el coxis más escurridizo. Y vuelta dijo el masajista. El señor Matte con los ojos cerrados y las manos sobre el dorso semivelludo. Los dedos presionando ligeramente los pezones rosados. La erección se vislumbraba por allá abajo y Hosh en el bosque no imaginaba lo que su enemigo experimentaba.
Las manos sobre la base de su pene y la lengua jugueteando con la pequeña uretra. La taquicardia desencadenada y la mirada perdida hacia el interior de su alma diciendo: ¡construiré aquellas centrales hidroeléctricas aunque sea lo último que haga en la vida! Lo repetía como un mantras, lo tranquilizaba y energizaba. Se llenaba de placer al imaginar derrotados a los ambientalistas y sus bolsillos llenos de dinero. De pronto se sacó la toalla de la cara y grito.


- Cómetela toda maricón – una orden, un grito marcial autoritario.


Y el masajista prosiguió su felatio con mayor prisa, con más premura, ya que sólo importaba el dinero de este felatio sin ganas. Faltaba poco, podía sentir como la eyaculación forzadamente subía por la uretra. El señor Matte con estertores de placer tuvo un corto y aburrido clímax. De su uretra apenas se asomo lo que debería haber sido su eyaculación.


- Cómetelo – ordenó al masajista.


No obstante, este se limito a lavarse las manos y salir de la habitación dejando aquel cuerpo decrépito de un hombre lleno de ambiciones. Un hombre que no sabía nada de la verdadera naturaleza humana. Un despojo, un material inerte emocionalmente, un individuo perdido en sus sueños de codicia eterna.
El masajista tomó su bicicleta y anduvo por 5 horas hasta alcanzar el Cajón del Maipo. Lanzó el dinero por los aires, no lo necesitaba y espero a que callera la noche. Y cuando las primeras estrellas aparecieron, el cuerpo atlético del masajista se había transformado en Nahuel (el nombre del puma en Mapudungú) y comenzó su viaje hasta el confín del mundo para ayudar en la batalla que recién comenzaba….


Falta para terminar...
 
posted by Vicente Moran at 8:40 p. m. 1 comments
miércoles, noviembre 14, 2007







(LA HISTORIA DEL ÚNICO HUEMUL BLANCO Y SU LUCHA CONTRA EL MALVADO SR. MATTE, VILLANO QUE QUIERE DESTRUIR LA PATAGONIA CON MEGA CENTRALES HIDROELÉCTRICAS)
- Bueno, la misión que te encargaré será acercarte a los Joshil. ¡Sí! Esos seres malévolos que algún día fueron parte de mis hermosas criaturas. – En eso huemulito Hosh puso cara de espanto, no podía creer lo que le pedía Calafate. Al observar su expresión Calafate inquirió apresurada para que no la malinterpretara. Entonces proclamó.

- Yo sé que mucho de ustedes, ya no tienen fe en los Joshil, sin embargo, hace muchos miles de años, ellos solían ser los animales que más me sorprendían. Creaban las cosas más bellas que he visto, construían con los elementos nobles de mi cuerpo las edificaciones más magníficas y espectaculares. Con su ingenio pintaron, tejieron y bordaron mi cuerpo transformándolo en el planeta más bello del universo; no obstante, en algún momento, no sé cuando ni donde, el mal del ego poseyó sus frágiles y perturbables almas. Ahora andan errantes con sus vástagos las máquinas consumiendo la sangre de mis venas, corroyendo las vías de mi vida y dando de látigos a mis otros seres vivos que habitan mi cuerpo. Simplemente han dejado de pertenecer y reconocerse en la naturaleza; en cambio, ahora pululan en esos tumores cancerosos llamados ciudades. Así que Huemulito Hosh, yo quiero que tú los rescates. Sé que suena ilógico, ya que precisamente es tu especie la que está más en peligro, mas ellos están generando un peligro para todos los demás, incluyendo a su propia especie. Yo ya no puedo más, mi cuerpo que da sustento y cabida a los vivos no es eterno. Sentir sus abusos no me ha hecho perder la esperanza en ellos y pienso que aún pueden descubrir como respetarme, a mí la madre que les da su sustento y cabida en este universo.


- Josh, aún no sé si estoy solitaria flotando en este espacio infinito, pero por ahora, me siento la única que late en este universo. Quizás fui sólo “un capricho loco de los elementos” Huemulito Hosh, una idea de belleza, un concepto de espiritualidad, una mota microscópica de evolución pérdida entre tanto espacio y energía. ¿Querrás tomar tan noble y difícil tarea?. – Con esta frase Calafate espero la respuesta de Hosh.

Huemulito Hosh, primero miró a todos y pudo desenterrar desde sus miradas la misma ilusión, aquella de salvar la tierra, de ser parte del capítulo más importante de su historia: la reivindicación del significado que tenían los Hoshil sobre el planeta que habitaban. Así que Huemulito Hosh, pequeño y todo, con paso seguro fue al centro, y colocando su cara cerca del rostro de calafate calafate respondió:


- Si mi querida Calafate, acepto con alegría tu cometido.

Y todos rompieron en gritos y alegría. Su madre Jegel estaba orgullosa de su albo y hermoso hijo hosh.
Cuando hubo terminado de presentar a todos sus nuevos amigos, y de anunciar la importante misión, Calafate se aprestó a dar por terminada la Ceremonia. Entonces el bosque enteró entono la despedida a Calafate:


¡¡¡¡ YEQCHAL YETERAQ NARHATAWAN AQSEPTAWAN, YEFAYTAWAN, YENAQTAS, QAYASA!!!!!!!!

Pero Kran enojado movió sus ramas brúscamente, para que los Dioses se percataran de él.

- ¡Miren, miren, miren!, yo sé que soy un ser vivo, y que gracias a ustedes existo, pero he estado aquí plantado y envejecido por 3500 años, más que cualquier otro en la tierra, así que exijo por lo menos un papel más activo en el plan tuyo querida Calafate.
Todos los Dioses se miraron, ya que sabían lo que Calafate iba a anunciar. Hace un largo tiempo que habían estado discutiendo el tema de nombrar a Krán como Dios del bosque. Se lo merecía con creces, así que calafate sonrió y le contestó:

- Krán eres viejo, sabio e inteligente, y sino te has dado cuenta nosotros somos iguales, lo que te convierte en uno de nosotros, tú eres krán, desde este momento el Dios del Bosque.

Krán estaba tan contento que no podía creerlo, tartamudeando se acercó a Huemulito Hosh, bajó una de sus ramas y lo acarició paternamente.

- Queeeerida criatura, yo soy un Dios ahora, así que como tal te concederé el último poder: podrás ser el dador de vida de mis hermanos árboles. Tú podrás diseminar nuestras semillas por todos aquellos rincones donde los Joshil nos han desterrado, para que así algún día podamos reinar en nuestros antiguos dominios.

El Huemulito Hosh desconcertado no entendió lo que decía, sólo lo miró y observó como de la copa de sus ramas caían frutos con un aroma irresistible.


Aquella noche fue de fiesta bacanal, en donde todos, los espíritus y los animales entraron en el juego de la seducción, para crear más vida. El aroma del amor invadió el húmedo y frío bosque del fin del mundo hasta que los rayos de K-rrén volvieron a brillar.




Pd: tengo que terminar esto...
 
posted by Vicente Moran at 6:20 p. m. 0 comments
lunes, noviembre 05, 2007
(LA HISTORIA DEL ÚNICO HUEMUL BLANCO Y SU LUCHA CONTRA EL MALVADO SR. MATTE, VILLANO QUE QUIERE DESTRUIR LA PATAGONIA CON MEGA CENTRALES HIDROELÉCTRICAS)


De inmediato terminado el turno de K-rréh, Shalú la diosa de la lluvia se acercó húmeda y juguetona. Ella era una eterna enamorada, y su corazón aún no se decidía por Kox (Dios del mar), al cual siempre regresaba para sentirse vasta, y Shenú (Dios del viento), el cual la llevaba de viajes a parajes idílicos, con K-rrén las relaciones eran más bien tensas.
Shalú usaba un velo de novia que era de gotas de espuma de cascada. Cuando hubo retirado de su rostro aquel velo, huemulito Josh pudo atisbar de reojo que su cara estaba formada por bellas gotas de rocío que provenían de todas las flores, y el aroma y brillo que refulgían, hacían parecer su rostro como una bella gema preciosa.

- Hola querido Hosh – dijo Shalú con una voz timbrante y nieblosa – Yo ahora te concederé un poder, y el mío será fantástico y sobrenatural. Mira mi Josh, yo siempre he querido que exista una criatura con la capacidad de transformarse.

Mientras Shalú hablaba todos los otros Dioses se miraban como inquiriendo en el poco atinado poder con el que Shalú estaba dotando al Huemulito. Entonces Shalú se percató y se dio media vuelta y dijo.
- Miren, ya sé que para ustedes yo soy una tonta – al minuto que Shalú se ponía más y más triste. – Pero este es mi poder y nadie me dirá que hacer o qué darle a huemulito Hosh.

Entonces reventó en llanto y todo el bosque se sumergió en una lluvia suave y melancólica. Calafate miró a todos con cara de enojo y dijo:
- No quiero que miren más a Shalú como un espíritu inferior, ya que yo sin ella no soy nadie. Además, que ella sea más emocional y espiritual, que los demás, no quiere decir que sea menos, quizás su poder realmente será el más útil de todos.
-
Ya cuando todos medios avergonzados pidieron disculpas, Shalú apareció, pero con una cara de melancolía. Calafate viendo que nadie atinaba llamó:
- ¡ya pú! Kox dale tú ahora.

Kox el Dios del mar, el cual poseía muchos nombres, era un ser con una barba y cabello como las algas de cochayuyo, y tenía un trineo tirado por toninas, con los cuales patrullaba los océanos en busca de Hoshil, que capturaban y cazaban a sus criaturas más preciadas, las ballenas.
Kox sacó una caracola que llevaba en una bolsita de coral que había traído desde los mares tropicales y se la puso al huemulito Hosh en el oído.
- ¿Escuchas?, ese soy yo, es mi voz, es mi espíritu, mi eco en la vastedad. Así que cuando te encuentres desamparado, tan sólo escucha mi canto y entonces podrás tranquilizarte. También tendrás el poder de avisarme cuando me necesites a través de todos los seres del mar. – Le dijo cariñosamente Kox.

Hosh Jr. tomó cariñosamente la caracola y la dejó en un lugar entre los árboles del bosque bien resguardada. Finalmente calafate se acercó para entregarle el último de los dones, para que así Hosh estuviese preparado contra las maquinaciones mercantilistas de los humanos. En apenas un tiempo relativamente corto, este ser debía cambiar el destino de los Hoshil, que deseaban destruir sin meditar, sobre lo que estaban dañando.
Calafate tenía la cara iluminada de alegría, se percibía un aura de candor y amor. Se agachó hasta quedar frente a Huemulito Hosh y le profirió:
- Mira, antes te dije que tú además de tener poderes para salvar a tu especie, tendrás una gran responsabilidad. Para este trabajo que deseo que me ayudes, se debe ser valiente y sagaz. Claro está, que antes de llevarlo a cabo, recibirás un entrenamiento. Por tal razón yo no te daré un poder sobrenatural, sino que te daré amigos con los que realizarás la misión. Debes procurar crear grandes lazos de nobleza, virtud, valentía, sinceridad, y sobre todo de amor. Ellos son: Sheit, la lechuza, sus ojos te guiarán en la noche. Es enojona, pero muy bondadosa. Chax, el cóndor, el te dirá los mejores pasos, para cruzar los cordones montañosos. No habla mucho y le gusta hacer yoga volando. Keyaishk, el cormorán imperial. Es parlanchín y te dirá todo sobre los lagos de la región. Toquem, el zorro. Es escurridizo y travieso. Deja que haga contacto con los Hoshil, es más difícil que lo atrapen, y por último está Tión, el picaflor. Es hiperquinético, hiperactivo, y tiene déficit atencional (O sea no pesca mucho cuando le hablan), pero si le pones una de sus flores preferidas, como el Chilco, se derrite por el néctar y te hace caso. Lo bueno es que puede explorar un terreno en cosa de segundos. – entonces Calafate se preparó para anunciarle la misión encomendada a Huemulito Hosh.


PD: lean por favor...
 
posted by Vicente Moran at 11:26 p. m. 0 comments