Después de ese noviazgo tan tormentoso, me preocupé de mis estudios y de conocer a mis amigos ultra-machos de mi carrera. Para cuando les conté, que me gustaba la pirinola, ya todos me quisieron y seguí siendo la misma persona de siempre, o sea me volví loca desenfadada y me revelé ante el sistema patriarcal que domina este país conservador de mierda. Por supuesto no fue todo alegría y mi universidad me ha visto con recelo desde entonces. Simplemente no se podían imaginar como una LOCA descarrilada, que iba a bailar todos los fines de semana, que era promiscuo y sin pelos en la lengua para hablar de sexo, era también una de las más inteligente del curso (guardado recato, ya que algunos de mis compañeros son geniales). Lo único que logré fue aprender a defenderme y cambiar la manera en que mis compañeros percibían la homosexualidad. Luego nos graduamos y cada uno siguió los caminos que deseamos construirnos. Algunos trabajando y otros como yo estudiando para ser una Philosopher Doctor (que de filosofía no cacha nada).
Ayer dos antiguos amigos (uno de ellos muy lindo) me llamaron para juntarnos y tomarnos unas cervecitas. Ambos son heterosexuales, con uno de ellos hice el amor tres veces en mi vida y al final me dijo, que le gustaban más las mujeres. Yo cero rollo y somos muy amigos desde entonces (aunque por dentro siento que es más loca que yo). El otro es ultra-hétero; sin embargo, ayer en la noche quedé descolocado al comprobar que mis amigos se han abierto a investigar su propia sexualidad con personas, que ellos piensan que son buenas e independiente de su sexo. Ahora, para mí, un gay reformado, con pareja estable y monógamo fue como un balde de agua fría. ¿Por qué mierda ahora a mis amigos, a los cuales quiero como hermanos, quieren que me acueste con ellos, que los agarre a besos, que baje hasta su entrepierna, que les haga una felación como dios manda, que los deje penetrarme y que después en la mañana se replanteen toda su sexualidad?. Lamentablemente soy demasiado buenita. Si fuese una “mamba negra caliente” hubiese hecho con ellos un trío y me hubiera metido los dos penes por mi culo para hacer algo loco (dice la loca caliente). Sin embargo, soy ultra-racional en aquellas situaciones. Y me percaté ayer, que quizás mis amigos buscan estas experiencias, para tratar de entender las complejas relaciones personales, que en este siglo han surgido.
En estos tiempos a ninguno se le pasa por la cabeza casarse (matrimonio: igual a caos), sino que buscar a alguien con quien compartir una vida y ser feliz. Pero en este mundo tan impersonal y lleno de bytes es cada vez más difícil, llevar a cabo esta tarea, que antes era más fácil. Así que lo que queda son los amigos, esa familia que uno elige y que debemos cuidar llamándolos de vez en cuando o escribiéndoles una bella carta (esas de papel y que se demoran en llegar).
Ayer mi querido amigo me dejó ver su grado de evolución. Quizás con un poco de alcohol, no obstante, sin subestimar al guatón, sé que estaba en todos sus cabales y que su deseo era que lo quisiese. Y eso hice, le entregué amor, lo abracé y le dije que lo que necesitaba era un apretón corporal. Tal ves el guatón deseaba un buen atraque y su primer revolcón gay (puede que haya tenido uno con otro, no lo sé), mas se equivocó de anfitrión. Yo no podía hacer tal barbaridad. Primero porque después tendría que contarle a mi amado, que le fui infiel y la historia cambiaría para mí y tendría que ser muy gueón para querer que mi vida, tal como está, cambiase, ya que una noche con mi amigo no valdría la pena, ante todo lo que he conseguido con mi amor.
El guatón al final se durmió. Estaba roncando fuerte. Me levanté tratando de no hacer ruido y cuando me prestaba a marcharme, el guatón se despertó y me dijo, que no me fuera, que durmiera con él. Le contesté que no podía, porque mi ser amado me esperaba. Me acerqué a la cama y le di un beso en la frente. El guatón sonrió y me dijo que me quería. Yo también, le respondí. Salí de la pieza, entré en la otra habitación donde estaba mi otro amigo, aquel con el que había follado tres veces antes y también le dejé un beso en su frente. Baje del edificio y corrí apresurado para tomar el taxis y llegar a mi casa, a dormir con el único hombre, que tiene el poder de pedirme que lo bese.
Me quedé pensando un rato junto a mi novio, que suspiraba a cada espiración. Me decía: tienes suerte mucha suerte. Tienes a alguien que te ama y que tú amas. ¿Cuántas personas serán tan suertudas como yo?. La pregunta quedó bailando en mi mente hasta que Morfeo vino a mi encuentro y me rendí en sus brazos.
PD: durante esta semana tres amigo heterosexuales me pidieron que durmiera con ellos. Pero yo zorra vieja, leo en sus ojos la libido. Creo que les falta cariño. Pero eso no los justifica en nada. Son maricones, que no se atreven a ver que el amor no tienen nada que ver con lo que nos cuelga. Si desean incursionar háganlo. Imagínense, que si buscan en ambos bandos podrán tener más posibilidades de encontrar a la persona correcta. Es matemáticas y nada más.