
A veces la reprimo y aunque desearía que se quedara oculta en las mazmorras de mis pensamientos, ella malvada y diabólica va concentrándose hasta dar su golpe de gracia. Tan sólo imaginen a este pobre hombre (aunque sea obsceno hablar del mí), que trata de sobrevivir en un mundo de científicos homofóbicos, que ama la ciencia hasta las patas y que aburre a su pololo con mutantes, transgénicos y malévolas bacterias que atacan a los seres vivos. Y por otro lado está esta mujer que vive, tal vil mister Hyde, como literata frustrada al percatarse, que jamás triunfará con un buen libro de cuentos. Ella siempre escribe atosigada de otras cosas, algo así como al voleo, casi vomitando las palabras y creyéndose una Cortazar de medio pelo. ¡Qué patético!. Sin embargo, me posee y cuando nadie la contiene, es sin lugar a duda, una zorra desparramada, petulante y un tanto ególatra.
Mantenerla callada me desgasta y es que para ningún gay como yo es fácil encadenar a tal fiera resentida. Quizás sea mi alter ego, mi yo vaginal, mi clítoris virtual, que desea expresar las lindes de una vida turbulenta y de un caos de proporciones apoteósicas o mejor dicho hipopotámicas, que hacen del existir un mal más bien agobiante.
Mañana daré mi ensayo de anteproyecto a los lunáticos docentes de mi universidad, para recién optar a una audiencia (como si fuesen dioses los mierda) frente a las mentes clarividentes del mundillo chileno de la ciencia, en donde decidirán si lo que deseo demostrar vale la pena o no. Posterior a eso viene el salto con los “doctores PhD” de diferentes universidades. O sea en otras palabras más gráficas: una diarrea descontrolada de estrés.
Sé que he practicado a full mi anteproyecto. Sé también que mucho sé – valga la burda redundancia – no obstante, aún así me siento inseguro y nervioso. Y es el hecho de mi timidez abúlica, esa sensación de soledad que invade, ese desamparo que sienten “algunos homosexuales” cuando se enfrentan a los hombres heteros sabelotodos. Algo así como cuando una mujer (fácilmente alguien como yo) debe demostrar que sus capacidades intelectuales son similares a las de un macho testosterónico.
Sin lugar a dudas este es uno de mis escritos más demarcados y poco fantasioso que he creado. Es casi como una pequeña biografía. El título sería: “un loco(a) kamikaze ante las fauces del statu quo del imperio heterosexual”. O como buen Chileno: “Un maricón tratando de ser un científico (y además un escritor), ante las garras maquiavélicas de los clanes masónicos (más bien cromañónicos) de los seres pensantes”.
Ahora y después de mi influenza lunática debo dormir, para estar como reina radiante y luminosa mañana. Vestida como geisha cenital y con la sonrisa de oreja a oreja para que los nervios no se noten.
Afuera el temporal arrecia majestuoso, con sus ráfagas tronantes, que me hacen pensar en los brazos peluditos de mi novio. Él tan lejos y yo tan sola, a pura paja (masturbación). Yo tan preocupada, de que no me rompa el mate (cerebro) una rama despistada e imaginándome, de paso, desnuda en la lluvia.
¿No será, que ya estoy cucu (loquito)?...
PD: Al reto buena cara, al pico buen culo y al miedo la pachorra de mis dos yo (él y ella). Total sé que debo sacarme la chucha para cumplir mis sueños, y yo creo que ustedes ya saben cuales son los míos.
Un beso en los glandes turgentes y en los clítoris chorreantes de mis amigas(os) los bloggeanos.