La canción ya casi terminaba y debía escapar antes que los policías me apresaran. Así que desde uno de mis Nexio descomprimí una tela tan fina y difusa, pero a la vez tan resistente, que nada la atravesaría. Los policías se percataron, llamaron a más refuerzos; sin embargo, el alboroto del público no los dejo pasar, y me diluí en un color topacio de amanecer. Sabia que debía llegar lo antes posible al final de la ciudad y lanzarme en picada hacía la tierra. Hacía tanto tiempo no la tocaba, que deseaba morir en sus bosques de coníferas doradas. Sí, anhelaba perecer como un hada madrina llena de magia, o como una odalisca perfumada por el humus de la regeneración, entrelazada por las raíces de antiquísimos robles y guardada bajo su protección.
No sin dificultad alcancé el borde de la ciudad de aire, pasábamos por los regenerados bosques mixtos australes. Levanté la vista. Pasmada de asombro el sol se levantaba por el este dejando a la pampa acaramelada y brillante. Mi chaleco feeltex me avisó de mis latidos apresurados, pero ya no importaba. Me miré en un viejo espejo que colgaba roñoso en el basurero de la ciudad, ahí estaba esa mujer que siempre anhelé ser. Tan sólo deseaba entregarme a la tierra como doncella enjaulada en el macho que nunca fui, e introducirles el dedo en el culo a esos despóticos homosexuales que nunca entendieron nada de mi aura fémina. Pense: ¡¡¡Tiranos de mierda!!!!. Y me lancé, tal como la naturaleza me trajo a la vida: Con mis plumas de cabaret, con mis silicosos senos, mis labios de dama chupadora, mis uñas largas y rosadas, mi atuendo de lentejuelas antiguo. Todo un hombre-mujer indefenso, que va al encuentro de su cuna primogénita.
Los policías quedaron sonriendo al ver que se habían deshecho del último travestí de su ciudad flotante, mas no se percataron, que antes del suicidio dejé mi legado: miles de clones insertos en úteros de mujeres antiguas, aquellas damiselas amantes de los travestis, esas hembras que no renunciarían por nada a un buen show de locas desatadas - jajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajaja.-
No sin dificultad alcancé el borde de la ciudad de aire, pasábamos por los regenerados bosques mixtos australes. Levanté la vista. Pasmada de asombro el sol se levantaba por el este dejando a la pampa acaramelada y brillante. Mi chaleco feeltex me avisó de mis latidos apresurados, pero ya no importaba. Me miré en un viejo espejo que colgaba roñoso en el basurero de la ciudad, ahí estaba esa mujer que siempre anhelé ser. Tan sólo deseaba entregarme a la tierra como doncella enjaulada en el macho que nunca fui, e introducirles el dedo en el culo a esos despóticos homosexuales que nunca entendieron nada de mi aura fémina. Pense: ¡¡¡Tiranos de mierda!!!!. Y me lancé, tal como la naturaleza me trajo a la vida: Con mis plumas de cabaret, con mis silicosos senos, mis labios de dama chupadora, mis uñas largas y rosadas, mi atuendo de lentejuelas antiguo. Todo un hombre-mujer indefenso, que va al encuentro de su cuna primogénita.
Los policías quedaron sonriendo al ver que se habían deshecho del último travestí de su ciudad flotante, mas no se percataron, que antes del suicidio dejé mi legado: miles de clones insertos en úteros de mujeres antiguas, aquellas damiselas amantes de los travestis, esas hembras que no renunciarían por nada a un buen show de locas desatadas - jajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajaja.-
Fin.
sorry por aburrirlos tanto con mi parafernalia.