Tomás la decisión incorrecta y vuelves atrás como una oruguita arrepentida, que necesita convertirse en mariposa, aunque sea nocturna y sin bellos colores, que tan sólo desea, con toda tu energía, volar lejos, quizás emigrar y jamás volver.
El mundo petrificado sigue, como máquina sin aceite, su curso pavoroso y un tanto hostil para las tantas mentes jóvenes llenas de ganas de fructificar. Es así como muchos de mis conocidos, gente brillante e inteligente, se encuentran así mismos con las manos en el aire diciendo: aquí estoy pésquenme un momento. Cada uno con lo suyo, un talento, un genio, un inteligente subexplotado. Y es que hay que ser bien ciego para no percatarse de que muchos de ellos se están muriendo. No desde el punto de vista biológico, sino en su interior. Aquellos sueños amasados en la rebeldía de la juventud, esos caprichos obsesivos, que de cuando en cuando dieron a sus vidas un vuelco en 360 grados. Es entonces, que mis queridos intelectuales rebeldes se deshojan prematuros, antes de terminar el otoño.
Si fuese un genio (de botella) los tomaría a todos y fundaría utopía, claro que no a lo Marx, sino un estado vegetal de sueño eterno. En cápsulas refrigeradas mantendría sus anhelos. Algunos de ellos vivirían sus aventuras, sus amores y hasta sus creatividades sin límites. Mientras los sonámbulos de los despiertos, con sus ojos inflados pedalearían sin parar las bicicletas ecológicas energéticas. Los turnos cambiarían y los soñadores volverían a la inercia de la realidad, al vacío de la existencia y a la música frenética y eléctrica que emanaría de las fábricas de sueños. Al menos así cada uno viviría un momento de plenitud.
Cada mañana debo recargar. No gasolina, sino aquella energía etérea tan poderosa, pero a la vez tan esquiva. Cada mañana en la soledad debo respirar y recordarme, que no es el fin. Cada mañana miro mi cara y la adorno sin parar, simplemente con la esperanza, que debajo de la sonrisa hipócrita alguien se detenga a ver que estoy desecho. Triste, aunque feliz. Feliz aunque cabizbajo. Cabizbajo, pero con jolgorio. Festivo, pero deprimido. Tanta dicotomía que termino exangüe tendido en el lecho del río humano. Flesh in my mind. Inercia en la acción y soledad en la jauría de la humanidad.
Un día de estrés.