
Ingeniado para las almas tímidas. Aquellas que buscan de alguna manera poseer una empatía ligera, que les permita ligar y entrar en contacto con los demás.
Lo compré en la última feria de tecnología de Houston. No es doloroso, apenas una pequeña incisión y queda en el subcutáneo. Posee un sistema de electrobiológico, que le permite recargarse diariamente, utilizando el potencial de membranas de mis células como fuente energética.
Luego de insertarlo en mi cuerpo, me fui raudo a mi casa para introducir los datos más importante sobre mí, como mi nombre, mis gustos en literatura, cine, política y también el tipo de hombre que me apetece. Además incluí que era pasivo y que unos de mis fetiches eran los pelos. También a modo de referencia admití que me gustan las pastas y las ensaladas de frutas. Y así en esa tarea insípida, me percaté que sería desde ahora un ser humano a disposición de cualquier usuario.
Esa noche probé mi HFID en una fiesta, que mi amigo claudio me convidó. Simplemente quedé anonadado, ya que con el dispositivo sabía la información necesaria de todos. En la pequeña pantallita de mi reloj iba leyendo lo que le agradaba a Juan, un bello adonis de ébano, al cual gustaban la comida china, iba al gimnasio todos los días y lamentablemente era bisexual. Para un homosexual solitario como yo, no me servía un individuo que sólo buscaba sexo, así que lo descarté.
En la fiesta, y durante el transcurso de la noche, pude entender que es loable saber todo, pero todo con el HFID; sin embargo, me quedé un poquito boquiabierto al racionalizar, que ahora ya nada era sorpresa.
Después de enviar señales con mi HFID nadie me respondió. O sea comprendí burdamente, que no era mi timidez la responsable de que nadie se me acercara, sino que la razón estaba en mi apariencia física. Simplemente era feo y esa era la triste verdad.

Al día siguiente retiré de mi cuerpo el dispositivo sin titubear. Volví a ser la persona invisible, el gay solitario, que se masturba con películas porno y que paga por sexo. Quizás ustedes piensen: ¡Qué patético!. No obstante conocer el HFID me sirvió para comprender cual era mi problema. Ahora trabajo diariamente para juntar el dinero y hacerme unas cuantas cirugías. En todo caso lo que tengo claro es que jamás volveré a usar el HFID. Simplemente es mejor conquistar con el misterio, sin saber un ápice de sus gustos y así de paso vislumbro sus secretos. No me figuro llegar a tranzar las primeras palabras, con un mozuelo del cual lo sabría todo, todo lo que le agrada y hacer de un vil cínico-payaso.
PD: para más información el HFID se presentó en la última feria tecnológica de USA. Para más datos remítase a la última National Geographic.