martes, enero 08, 2008


LA HISTORIA DEL ÚNICO HUEMUL BLANCO Y SU LUCHA CONTRA EL MALVADO SR. MATTE, VILLANO QUE QUIERE DESTRUIR LA PATAGONIA CON MEGA CENTRALES HIDROELÉCTRICAS

Las semanas pasaban lentas entre los maderos que formaban esa cabaña. Matte y Hosh habían decidido arrancar al bosque de un conocido Spa para relajarse y conocerse. Entre aquellos acantilados perdieron el respeto mutuo, se gritaron todo lo que los hería y dejaron en claro que sus mundos jamás podría verlos juntos. El destino había reunido a los enemigos en un juego del amor sarcástico y sin comprensión alguna.
Durante las caminatas entre los arrayanes Hosh veía continuamente a sus amigos. Todos malhumorados, todos con la expresión de odio hacia un traidor; sin embargo, a través de vías místicas les comunicó que no se había olvidado de su mandato y que sabía separar lo que sentía su corazón con el fin último de su viaje.
En aquellos parajes los nevados de Chillán resguardaban a la comunidad de huemules más septentrional de Chile y ellos en consejo habían planificado ayudar a Hosh a aniquilar a Matte. A su vez había llegado desde el sur el temido Nahuel brioso y lleno de una energía indómita. Deseaba con todo su corazón matar a Matte y muchos rumoreaban que estaba completamente enamorado de Hosh. Así que este lío ambiental-amoroso sorteaba aguas muy peligrosas.
En medio del bosque Nahuel había divisado la cabaña que alquilaban Hosh y Matte y desde hace unos días la vigilaba con la ayuda de los huemules del Norte. El bosque estaba silencioso, como siempre solía ocurrir cuando se vestía de blanco en el crudo invierno austral.
Hosh trató por todos los medios de hacer entender a Matte que su idea era descabellada y que su ego sólo lo aniquilaría. Cada noche fue enamorándose más de este viejo malvado; mientras que Matte a cada segundo recuperaba esa mirada cándida y bondadosa. Sus mejillas estaban sonrosadas y hasta se podría decir que su risa, ya no era esa típica mueca socarrona de un viejo multimillonario, sino más bien la sonrisa de un hombre que ha vuelto amar. Durante las noches solían sentarse en la terraza y contemplaban juntos como el sol bañaba de dorado a la nieve que impertérrita no de dejaba escapar una gota ante ese frágil calor. Luego ingresaban a sus aposentos cocinaban espaguetis al pesto con queso de cabra y mucha albahaca. Tomaban el vino elegido por los conocimientos infinitos de Matte y fumaban un poco de marihuana a la luz de luna plateada.
La cama los esperaba agradecidos para que sus cuerpos se entrelazaran y así retozaban por largos minutos y horas. Mirando cada uno al oponente y escudriñando más allá de esas esferas llamadas ojos. Una noche mate le confeso a Hosh:
- Hace tiempo que no conocía a alguien tan distinto a mí, aunque al mismo tiempo podría decir que estabas destinado a aparecer en mi vida, casi al final de todo. Ya tengo 64 años y a ese hombre de antaño sólo le queda el ego, ese ego que tú tanto odias. Me encantaría ser tan libre como tú. Es como si pudiera volar cuando te beso. Siento contigo el viento, el frío y la nieve. Puedo mojarme y bañarme en la tierra, me vuelves loco cuando estás sobre mi polla y te mueves lento y con gracias: hasta diría que eres como un cervatillo del bosque, que busca cobijo y resguardo – y seguía un monólogo de acarameladas palabras.
Hosh terminaba aquellas palabras con su índice, mientras su otra mano acariciaba la frente rosada de Matte.
Todo aquello sería destruido, todo el reino de la Patagonia desaparecería ante aquellas máquinas traga-bosques, que Matte planeaba llevar hasta el fin del mundo con el único fin, según él, de generar más energía. Como si todo el mundo girase en torno a una bombilla de luz. Se había olvidado que muchos aún escriben con la luz del sol y no con la artificial luz de una ampolleta.
A las 4 de la mañana Nahuel ingresó a la cabaña de Matte. Como hombre lo agarro desde el cuello y le grito que dejara tranquilo a Hosh. Hosh corriendo en medio de bosque re reunió con Calafate. Necesitaba respuestas y sólo ella podía dárselas: ¿cómo podría aniquilar al hombre que destruiría el bosque austral? ¿Quién era ese Nahuel, ese ser tan hermoso que había entrado a la cabaña como un torbellino enrrabiado? ¿Por qué su corazón había saltado tanto al verlo?. Al parecer ahora estaba todo confundido y no sabía como terminaría todo ese cahuín que había generado. Calafate le diría, ella lo ayudaría...


 
posted by Vicente Moran at 1:02 a. m.
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