lunes, julio 24, 2006

Hace más de 8 décadas que un hombre analfabeto compone los huesos rotos de los seres humanos. Y en un viaje al sur, encima de un bus, me tocó de compañero, tan mítico ser humano. Un doctor de antaño, que por lo visto aún siguen visitando. Al parecer éramos tan distintos, que me costó entender su lengua legendaria. Aquella que aún se habla en algunos rincones de nuestro país. Por mi parte pasé al mundo exclusivo de los letrados. Donde la verborrea escupe cada día con estupideces miserables del glamour y la belleza estilizada del nuevo milenio.
Don Juan, como me dijo que se llamaba, estaba suspendido en otra época. Y me agarró desprevenido y me llevó del brazo hacia sus dominios de curandero. Me relató como aprendió a componer los huesos de las personas: era por allá en 1920, cuando él apenas tenía 5 años y revoloteaba entre las quilas jugando a la pelota con sus amigos a pata pela. Por lo visto el balón, a veces, les desencajaba algunas falanges de los dedos del pie. El llanto no era nada, en comparación con el placer que daba meter un gol. En aquel entonces Arauco, su pueblo natal, era un villorrio primitivo, donde los brujos maldecían y las posesiones eran pan de cada día. Su madre, una Machi Mapuche iba en auxilio cuando él llegaba para que le encajara (compusiera) el dedo doblado del pie. Y fueron tantas veces que lo hizo, que terminó aprendiendo a re-colocar sus propios huesos donde se debía. Con entusiasmo me decía, que iba a pillar lagartijas con sus amigos y que a veces se las comían como dulce; para eso, las calentaban y luego las bañaban con azúcar morena que le robaban a las mamas. Después les pegaban, ya que el azúcar era cara y no se podía andar derrochando sobre lagartijas confitadas. Al principio no le creí y pensé que estaba medio loco. Sin embargo, como buen viejo zorro, me leyó la mente y me dijo que él no estaba loco y que a sus 91 años, aunque no supiera leer podía entrar en la cabeza de las personas y saber que estaban pensando. Igual me dio susto y le respondí con la verdad: realmente no le creía. Y no fue para más. Me dijo que su mamá le había enseñado a mirar las expresiones del rostro, cada pliegue de la cara según como se componía dejaban entrever un sentimiento primitivo. Ahí fue cuando se me puso filósofo y lo escuché embelesado. Con cada palabra cantada, que brotaba de sus labios de viejo, yo iba descubriendo la magia del destino. El cruce entre dos seres tan dispares fue una bendición. De sopetón le pregunté si siempre había sido compositor y me dijo que no, que también había sido minero, en busca de oro y que muchas veces el “barreterito” (duende de las minas) siempre le había jugado una mala pasada. Luego cuando se aburrió de buscar oro, se vino a la sexta región, donde un hacendado de la época le pagó para que atrapara a un “cuero”, que estaba en el río Teno y que había matado como a cuatro campesinos (y para callado me dijo susurrando, que los cueros no existían, sino que habían sido 4 cuatreros, que asaltaban a los campesinos, cuando iban a dejar las riquezas del dueño al tren, aunque al parecer todos estaban coluidos, incluido Don Juan). Después se aburrió y se marchó más al sur, a la isla de Chiloé a laborar como pescador. En esas tierras se encontró cara a cara con el “Invunche” (y me lo dijo con tanta seguridad, que no quedaba duda que fuese verdad), en realidad fue uno de los pocos seres humanos que lo ha visto, y fue porque su madre era una bruja-curandera, que descendía de una aristocrática familia Huilliche, y como los “Invunche” son seres inmortales, no sabía que ese “Invunche” había sido el hermano de su mamá. Luego lo confirmó con su madre, que le contó que en realidad ella no era mapuche sino Huilliche y que sus padres vivían en la parte norte de la isla y que a su hermano se lo habían llevado los Trauco, para deformarlo y alimentarlo con carne de guagua y así convertirlo en “Invunche”. Yo estaba alelado y no podía más que estar con la boca abierta, malditamente estaba entrando en Chillán. Las chimeneas estaban todas prendidas y un olor a pan amasado me llenó los pulmones. Y Don Juan me dijo: usted es artista. Yo le dije: ¡no, soy científico Don Juan!. Entonces respondió, mientras estrechaba mi mano: No sea tonto, no ve que dentro de usted hay pura magia, si hasta diría que es como una mujer de corazón... (yo por dentro pensé, este viejo sí que es brujo)...
Me bajé del bus y quise devolverme, para seguir con Don Juan en su mundo fantástico. Deseaba conocer su casa en el campo, allá en Arauco, mas no fue posible y me conformé con saber, que aún en la tierra vive gente, que hoy en día sólo imaginamos en los cuentos o leyendas.

PD: dedicado a Don Juan.
 
posted by Vicente Moran at 5:24 p. m.
4 Comments:


At julio 25, 2006 9:04 a. m., Blogger Unknown

Que lindo relato, a veces cuando no queda nada que decir aparecen estos seres que le dan un frescor a la senda que recorremos y sí mensito ¡¡¡eres un tremendo artista!!!

besos

caro

 

At julio 25, 2006 11:07 a. m., Blogger Unknown

linda faceta de cuenta cuentas estimado,, un gusto volver a leerlo...
Estimado, le dejé una humorada "blogsemblanza" en mi blog,, a ver si lo divierto un rato (en términos de lectura esta vez jeje)...
Mis saludos,.
os..

 

At julio 25, 2006 3:51 p. m., Blogger Unknown

ahahahaha de ese copetito ha pasado mucho tiempo, tiempo grande y tiempo pequeño, quedé embarazada, me casé y tuve mi hijo... hace mucho que no carreteo a veces lo extraño, eso de tomarme mi cafecito y fumarme mi puchito antes de dormir... snif! pero mi esposo no soporta el olor a cigarrillo y como el año pasado estuve con principio de neumonía por el vicio, lo he dejado... así está mi vida toda una señorona aburrida maxima!!! ahahaha nahhh señora pero aburrida never!!! oye estuve averiguando algunas cosas con respecto a la literatura que cuando las verifique te las cuento a ver si te tincan...

nuevamente un besote y como tu siempre le mandas saludos a mi marisco yo le mando al suyo...
jejeje saludos a su piernita pelua

:D

caro

 

At julio 26, 2006 7:50 p. m., Blogger Unknown

jeje, muchas gracias... creo que tienes toda la razón... quizás (si quieres) un día me una a una de esas cheese wine no se qué... Pero sabes una cosa? el glamour no ha pasado NI cerca de acá... Esta weá dista mucho de esa palabra tan poco tangible...
Un abrazo.
os..