
Las naciones unidas en su informe anual sobre desigualdad a nivel mundial, situó a Chile entre los 20 países con mayor diferencia entre el estrato rico de la población, que representa el 20% de la población y que gana, ni más ni menos, que el 62% del ingreso que recibe el país. Lo anterior quiere decir que alrededor de un 40% de la población subsiste con el sueldo mínimo. Hay que tomar en cuenta que este sueldo equivale a $127.500 pesos, descontando la previsión y otros asuntos legales, quedan algo así como $102.000. Además si pensamos que la familia chilena, que se ha achicado últimamente, está constituida de 4 integrantes: dos adultos y dos niños. De ellos por lo general sólo un tiene trabajo, ya que para la mujer es difícil encontrar trabajo, teniendo a dos pequeños y escasa ayuda, con respecto a salas de cuna, jardines infantiles y colegios. Además es una realidad aberrante, que muchos de aquellos chicuelos se crían al amparo de la educativa televisión, de los canales abiertos. A su vez, se debe añadir que, que el bombardeo mediático de los productos encarecidos y casi imposible de conseguir, hace brotar sin querer a temprana edad una semilla de rencor hacia la injusticia capitalista.
Volviendo a los números. Debemos pensar que los cuatro integrantes deben comer, además de vestirse y en el caso del padre debe ir a trabajar cada día. Por lo general, la fuente laboral no se encuentra en la comuna que reside, por lo que debe tomar, a veces, más de una locomoción. Para muchos ni eso es posible: caminan a sus fuentes laborales o andan en sus preciadas bicicletas desde muy lejos. En algunas ocasiones los micreros los llevan por 100 pesos (pagando como escolares o falsificando un pase escolar). Lo anterior les permite llegar con un paté de ternera para tomar once con la familia.
El tipo de alimentación de estas familias es irrisorio. Mi país y las personas que bien en estratos más acomodados, no saben que ellos comen una vez a la semana fideos, carne quizás una vez al mes, y los dulces árabes, las tortas y otras exquisiteces jamás se las han siquiera imaginado. Para las fiestas patrias y las navidades, el viejo pascuero debe ser real para esos padres, sino los cabros chicos se quedan sin regalo. Y de hecho muchos pasan la fiesta más cristiana de todas, en la plaza mirando como los demás niños juegan con costoso juguetes.
Este grupo de personas esforzadas no saben del hambre, ya se les ha olvidado el significado correcto del término

Desde hoy prometo ser austero. Trataré de vivir con lo menos posible, no para estresarme, sino para no olvidar que aún hay personas que no poseen nada, ni siquiera los $1500 pesos que trataré de usar diariamente para alimentarme y movilizarme.
PD: lo que más me molesta de todo, son esas personitas que no pidieron venir al mundo y que se dan cuenta de la injusticia que existe a su alrededor. Como es posible que le transformemos en un infierno la vida a un niño. No entiendo como hemos caído en la frialdad más grande. Quien sino nosotros podemos hacer algo.
Dios sólo mira y mira, de brazos cruzados (para los cristianos y monoteístas). Para mí la energía está ahí, sólo debemos levantarnos y cambiar un poco las cosas – la racionalidad de la divinidad, está en lo visceral de la acción -. Nos vemos lectores.