Que se le va hacer. Al parecer todo o todos estamos un poco podridos. Hay ver la tele. algunos se matán por allá, otros por acá y la gente sigue caminando apurada al baño para cagar. Realmente es fastidiante y a veces sofocante, percatarse que a nadie le interesas de verdad - salvo a las abnegadas madres y algunos padres, y por supuesto a la pichulita o zorrita que uno tanto ama - el resto ni un desprecio de fijación temporal te lanza.
La mayoría pasa la vida así, como debajo de un puento, con los calzoncillos cagados, sucio, y con el pelo lleno de liendres, tratando de escribir: hola me llamo tanto. Sí, como en un cartel de las vegas, sólo faltaría que las liendres que pusieran ampolletitas en el culo. Las personas están tiradas como un estropajo usado y hediondo. De hecho yo las miro y me dan espanto. Luego llego a mi casa me observo y atisbo en el espejo, y me da terror. Grito por supuesto, al menos así, saco aquella lacra de consumismo que se me pega en la calle.
al final todo lo cojo (no de follar) con humor, me meo de la risa de toda la porquería que hemos llegado a ser; algo así como un papel con caca, tirado en la calle, con la mierda seca, y un perro vagabundo lamiendo los restos para almorzar. Sé que nadie entenderá la metáfora; no obstante, es así como estamos nosotros ahora.
En fín me he aburrido. Quizás las palabras se mueren en mi cabeza aveces o tengo esa enfermedad, en donde se escriben puras cosas malas. Aveces quisiera escribir sobre ángeles, el amor, el arcoiris, o las mariposas.
Y así mejor me voy acostar. Hasta mañana cuando esté con más pasión.