domingo, julio 30, 2006
Several days at morning I woke up watching movies about blonde girls that became happy, after many adventures. And I´m there in my bed with a sadness living in my room. But after those stupid movies, a joy burst in my thoughts. So I figure out something good for the rest of the day. As soon as the hope fill my heart, I would say that every thing seems more pink, just like me.
Maybe I will begin to undertand that there are something so femme fatal inside me, a wild woman, a person with sensuality and class. Even though, my brain is working on investigations, and by the way at the same time I can use make –up, in order of to be more beautiful for the this life, my life.
I guess that it´s nothing wrong of being a person a little bit innocense, because at last, when you are with a lot troubles, you just are taking away the positive energy that maybe make you to feel better.
Finally I promote these kind of movies, since perhaps is the only way of taking the life with optimism and dreams. So be a blode girl, everybody could find that to be pink is just what we need.
 
posted by Vicente Moran at 5:58 p. m. 4 comments
lunes, julio 24, 2006

Hace más de 8 décadas que un hombre analfabeto compone los huesos rotos de los seres humanos. Y en un viaje al sur, encima de un bus, me tocó de compañero, tan mítico ser humano. Un doctor de antaño, que por lo visto aún siguen visitando. Al parecer éramos tan distintos, que me costó entender su lengua legendaria. Aquella que aún se habla en algunos rincones de nuestro país. Por mi parte pasé al mundo exclusivo de los letrados. Donde la verborrea escupe cada día con estupideces miserables del glamour y la belleza estilizada del nuevo milenio.
Don Juan, como me dijo que se llamaba, estaba suspendido en otra época. Y me agarró desprevenido y me llevó del brazo hacia sus dominios de curandero. Me relató como aprendió a componer los huesos de las personas: era por allá en 1920, cuando él apenas tenía 5 años y revoloteaba entre las quilas jugando a la pelota con sus amigos a pata pela. Por lo visto el balón, a veces, les desencajaba algunas falanges de los dedos del pie. El llanto no era nada, en comparación con el placer que daba meter un gol. En aquel entonces Arauco, su pueblo natal, era un villorrio primitivo, donde los brujos maldecían y las posesiones eran pan de cada día. Su madre, una Machi Mapuche iba en auxilio cuando él llegaba para que le encajara (compusiera) el dedo doblado del pie. Y fueron tantas veces que lo hizo, que terminó aprendiendo a re-colocar sus propios huesos donde se debía. Con entusiasmo me decía, que iba a pillar lagartijas con sus amigos y que a veces se las comían como dulce; para eso, las calentaban y luego las bañaban con azúcar morena que le robaban a las mamas. Después les pegaban, ya que el azúcar era cara y no se podía andar derrochando sobre lagartijas confitadas. Al principio no le creí y pensé que estaba medio loco. Sin embargo, como buen viejo zorro, me leyó la mente y me dijo que él no estaba loco y que a sus 91 años, aunque no supiera leer podía entrar en la cabeza de las personas y saber que estaban pensando. Igual me dio susto y le respondí con la verdad: realmente no le creía. Y no fue para más. Me dijo que su mamá le había enseñado a mirar las expresiones del rostro, cada pliegue de la cara según como se componía dejaban entrever un sentimiento primitivo. Ahí fue cuando se me puso filósofo y lo escuché embelesado. Con cada palabra cantada, que brotaba de sus labios de viejo, yo iba descubriendo la magia del destino. El cruce entre dos seres tan dispares fue una bendición. De sopetón le pregunté si siempre había sido compositor y me dijo que no, que también había sido minero, en busca de oro y que muchas veces el “barreterito” (duende de las minas) siempre le había jugado una mala pasada. Luego cuando se aburrió de buscar oro, se vino a la sexta región, donde un hacendado de la época le pagó para que atrapara a un “cuero”, que estaba en el río Teno y que había matado como a cuatro campesinos (y para callado me dijo susurrando, que los cueros no existían, sino que habían sido 4 cuatreros, que asaltaban a los campesinos, cuando iban a dejar las riquezas del dueño al tren, aunque al parecer todos estaban coluidos, incluido Don Juan). Después se aburrió y se marchó más al sur, a la isla de Chiloé a laborar como pescador. En esas tierras se encontró cara a cara con el “Invunche” (y me lo dijo con tanta seguridad, que no quedaba duda que fuese verdad), en realidad fue uno de los pocos seres humanos que lo ha visto, y fue porque su madre era una bruja-curandera, que descendía de una aristocrática familia Huilliche, y como los “Invunche” son seres inmortales, no sabía que ese “Invunche” había sido el hermano de su mamá. Luego lo confirmó con su madre, que le contó que en realidad ella no era mapuche sino Huilliche y que sus padres vivían en la parte norte de la isla y que a su hermano se lo habían llevado los Trauco, para deformarlo y alimentarlo con carne de guagua y así convertirlo en “Invunche”. Yo estaba alelado y no podía más que estar con la boca abierta, malditamente estaba entrando en Chillán. Las chimeneas estaban todas prendidas y un olor a pan amasado me llenó los pulmones. Y Don Juan me dijo: usted es artista. Yo le dije: ¡no, soy científico Don Juan!. Entonces respondió, mientras estrechaba mi mano: No sea tonto, no ve que dentro de usted hay pura magia, si hasta diría que es como una mujer de corazón... (yo por dentro pensé, este viejo sí que es brujo)...
Me bajé del bus y quise devolverme, para seguir con Don Juan en su mundo fantástico. Deseaba conocer su casa en el campo, allá en Arauco, mas no fue posible y me conformé con saber, que aún en la tierra vive gente, que hoy en día sólo imaginamos en los cuentos o leyendas.

PD: dedicado a Don Juan.
 
posted by Vicente Moran at 5:24 p. m. 4 comments
martes, julio 18, 2006
Las Piedras suenan, el viento canta, las hojas caen y la lluvia llora. ¿Qué más quiero?. – Un pastel de chocolate, a mi amor calato en la cama con sus piernas velludas haciéndome cosquillas y dándome besos en la espalda. También quiero morir, pero más adelante. Primero quiero dar felicidad, quiero sacarle una sonrisa a alguien, sin competencia, sólo hacerlo por que soy yo, así soy yo. Yo vivo y como; a veces, sueño que duermo, pero estoy despierto de terror ante tantas fotografías que pasan incesantes por mi cabeza. Luego me arrojo al vacío, que es el piso de mi pieza. Trato de levantarme pero la pesadez mundial me agota. Termino extasiado de tanto dolor lúdico e imaginario. Quedo autoflagelado en pequeños trozos desparramados y que nadie recoge y arma; tan sólo patean, sin cesar, sin cambiar de rumbo, un abyecto más.
Ya no sé que es la canela, se me olvido el aroma con mi olfato tan corrompido. Ya no sé lo que es la tierra contaminada, eso contamina mi frágil sistema inmune, que ahora son miles de Naïves volando por mi linfa. Mi única salida es dormir con el Jean. Refugiarme en sus codos y que me envuelva y me quiera. Yo lo amo. Me meto dentro de él para conocer sus secretos, para saber que es mi antónimo hecho realidad, mi pata de palo y yo la suya. Es mi súper héroe y mi villano más grande. Las cosas son así: Me agarra, lo agarro, lo tiro, me tira, me saca la ropa, le saco la ropa. El fin es mío a lo cuento fabuloso. Terminamos como dos adonis desnudos y sudados, mojados por el rocío de la sexualidad, que hiede a amor. A veces me levanto y lo miro. Es simplemente un caos igual que yo, lo único bueno es que dos tormentas devastan más que una.
Mañana tengo prueba. Ya los números se transforman en figuras imaginarias que me hacen alardear de mí saber que nada es. También me imagino peleando por huevadas estúpidas. Siento que todos me atacan, que desean destruirme. Una psicosis. Lo sé, pero me cuesta matarla. Debo hacerlo. Asesinarla ¿cierto?: Primero la acuchillaré, le mandaré dos puñaladas en el bajo vientre y dos en el rostro, para que jamás se vuelva a meter en mí ser.
¿Dónde estás pureza?. Mírame estoy sucio, con la careta postiza de andar renegándome que no soy para nada perfecto y que siempre me costará ver en mí un logro hacia la sabiduría divina. Al menos tengo al lado un ser que va más allá que yo, que me lleva la delantera. Trataré de agarrarme de él para que me lleve consigo, quizás así podré encontrar asentimiento, donde posarme.
Ahora sé que voy de la mano. Me siento bien, me siento pleno, no plano ni vacío, sino a punto de explotar. Espero la eternidad con Jean.
Termino loco como debo. Veo la luz, no el arco iris al final, disculpen era el pene. El falo agraciado de mi amante, que me despierta otra vez para una nueva sesión amorosa. Me voy a untar de cariño, me voy a embetunar con betún seminal, me voy a gozar como los dioses del olimpo. Odisea. La vida en ese término es una gran aventura, una odisea, eso es lo que estoy viviendo...
 
posted by Vicente Moran at 11:46 p. m. 3 comments
lunes, julio 10, 2006
Todavía no sé si ya me olvidó y aunque lo haya hecho, ni siquiera sabe que cada noche antes de dormir pienso en él, y mi entrepierna se moja. ¿Qué estará haciendo?, ¿pensará en mí? ¿Cómo puede ser que esté tan confundida y manejando y pendiente en el hijo que vendrá?. Tengo que comprar comida para el perro e ir donde la matrona. ¿Qué mierda le diré cuando hable, cuando esté grande y me pregunte quien mierda es su padre?. Mierda luz roja, casi me la paso, lo único que falta es que me pare un paco y me saque un parte. Quizás deba ir a comprarme Hierba de San Juan, quizás así me tranquilizaré. Tanto estrés me mata: pensando en que estoy fea, sola y que debo aperrar con un hijo sola. Escuchar a mis padres renegar del medio cacho que viene en camino. Me siento gorda y botada, marginada y sin trabajo, y para rematar siendo una carga más para mis padres. Chucha la Sofía, mi amiguita que se agarró a varios de mis pololos. – Hola sofi, ¿cómo estás? – la güeona está regia. - Cata tantas lunas, bájate un rato y ven a tomarte un café conmigo, ay verdad que estás embarazada!!!. Coloco primera y parto dejándola atrás. Por que mierda estoy tan deprimida. Todo parece gris, aún cuando ayer veía en la tele aquellos parapléjicos felices, y yo acá pensando puras tonteras, sin un proyecto definido, ni un camino por seguir.
Un ruido sordo se escuchó frente a los tribunales de Concepción. Corrí rápido hasta el auto y dentro estaba esta joven madre apretujada entre el asiento y el manubrio. Le tomé su mano y le pregunté por su nombre. Me dijo que se llamaba macarena y que tenía miedo, que no sentía las piernas y que estaba embarazada. Me preguntó si iba morir. No me olvidaré de su cara de espanto. Le dije que ya venía una ambulancia y que todo saldría bien; sin embargo, debajo de mis piernas, lo que comenzó como un hilo de sangre, se convirtió en un manto rojo. Sus ojos no se separaron de los míos y me dijo que había chocado por que andaba pensando en puros problemas existencialistas. Me dio risa la palabra tan rebuscada y de nuevo me preguntó si se moriría. Esta vez me quede en silencio y no le respondí, entonces ella me sonrió y apretó mi mano con fuerza.
La ambulancia demoró demasiado. No podía soltarla, mis compañeros de la universidad vinieron corriendo por la Diagonal, pero ya era demasiado tarde. Yo no entendía como habían demorado tanto, si el hospital está a solo 5 cuadras.
En aquella esquina una futura madre había dejado de existir. Sus pensamientos habían bloqueado sus sentidos y la luz roja jamás había existido entre ella y ese embrollo de conjeturas.
Problemas, miles de problemas saltando de una neurona a otra, ahogando la gracia de la libertad y la paz. Quizás ahora si lo esté. Me queda la ilusión amarga, de que su espíritu, ahora libre haya encontrado una luz de plena comprensión de las vicisitudes de la vida. Tal vez la clave es el olfato...
Yo solté su mano que cayó sin vida. Los bomberos comenzaron a cortar la puerta y ella cayó a la acera inerte. Me quedé parado con frío en la esquina y comenzó a llover fuerte. La sangre se mezcló con el agua y lo limpió todo. Me quedé estático por dos horas pensando en miles de cosas y nada me pasó, a mí nada me pasó. Las luces del centro brillaron y yo empapado tomé la micro para irme a Chillán. Pensando, quedando en blanco, meditando y maldiciendo, renegando y durmiendo, y lamentablemente nada me pasó. Yo esperaba que el bus se diera vuelta, que muriera apretado entre los hierros o ahogado en el río Itata contaminado. No obstante, llegué a casa, tomé once y llamé a mi novio y le dije que lo amaba, que hoy había muerto una mujer y que en mundo habían muerto otras tantas por hambre, violación, cáncer y un largo etc, que al parecer no tenía fin...
 
posted by Vicente Moran at 3:08 p. m. 5 comments